La vida y la muerte
van de la mano,
en un gran charco
ríen cantando,
nacen de la noche roja
convertida en aurora.
Son espejos felices
de ilusión y desesperación,
se elevan sobre lo indómito
de lo previsible
con inquebrantable decisión.
Las estrellas dentadas
alumbran sus pasos,
y andando andando
en su estribillo
nos recuerdan
que de ellas
nos alimentamos,
y así
con su canción
mecidos por su brillo
ensoñamos
medio dormidos
cómo nacimos
de las dos.
AMIN