Hoy salí de una oscura caverna, y el deseo se convirtió en hojarasca al contacto con el infinito, un túnel de noche sin estrellas tintineaba en mis venas, pero la oquedad del tiempo arrastró con lava hiriente unas entrañas que renacieron con fuerza.
Elegía de muchos caminos,
conduce tu sonido hacia los valles.
Poema de diez palabras,
escurridizas como una madre,
guiadme hacia las montañas.
Gotear de unas lágrimas
en unas pupilas salvajes,
vigilad el horizonte de los bosques.
Mírate
hasta que tu piel se gaste
o tu mente olvide,
mírate si el mirar acalla
los dolores del que se estremece.
Mírate en tus colores
con tus ansias de siempre
y siéntete entre tus manos
como ajena materia del espacio
y quizás nunca,
nunca,
sientas tan cerca la nada
como el espejo su vaciedad
de angustia.
Mírate
si el mirar es oscuro
como el mar.
Porque solo el foso
tiene sonido,
solo las mandíbulas de los cocodrilos
oxidando
el dolor que se acalla convertido en hojarasca.
AMIN
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